Pero mientras los honrados se matan devanándose los sesos, dándole vueltas a la normalidad de la vida, preocupados por una familia a la que mantener y por el porvenir de los hijos, existen los bichos venenosos, los inmundos de la malvada entraña recostados a las espaldas de los idealistas, que se forran con el fruto del esfuerzo de los humildes, y que tejen el odio, apañados en la sombra, y empuñan la lanza de la maldad, jodiéndole a los infelices esa tranquilidad con la que usted sueña.
(Lobas de mar-Zoe Valdés)
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